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miércoles, 19 de octubre de 2016

HERRAMIENTAS DE AUTOR. PARTE 1

Por María Jimena Ponz


   Es innegable la influencia de la tecnología en nuestra vida cotidiana y ya es una necesidad a la hora de pensar nuestra actividad docente. Con frecuencia acudimos a la red buscando recursos didácticos que favorezcan el aprendizaje significativo e interactivo. 

     El auge de las TIC y la permanente evolución tecnológica pone a nuestra disposición una amplia gama de opciones para emplear en el aula que simplifican la tarea de preparación de material. Sin embargo, la tarea de búsqueda en la web es generalmente subestimada y suele demandar más tiempo del programado. Para no naufragar en la hipertextualidad y en el océano de posibilidades con que nos podemos encontrar se deben considerar los siguientes criterios y procesos cognitivos implicados: acordar el tema de nuestra búsqueda y el tipo de material que necesitamos para tal fin. determinar palabras clave y operadores necesarios, apelando a estrategias de búsqueda. analizar los diferentes resultados obtenidos haciendo una distinción entre aquellos relevantes y no relevantes para nuestra tarea, a través de habilidades de combinación selectiva. 

     Jeraquizar la información obtenida mediante procesos de comparación y evaluación. apelar a nuestras habilidades de síntesis y de producción, organizando los datos obtenidos para generar nuestra síntesis personal confrontar los resultados que vamos obteniendo con los objetivos planteados, apelando a nuestras habilidades metacognitivas. 

     Existe una gran variedad de recursos disponibles listos para ser utilizados. Sin embargo, estos no siempre se ajustan exactamente a los objetivos y a los contenidos específicos que necesitamos. 

      Es aquí donde tenemos que tomar una decisión: utilizar los materiales existentes, ya armados y cerrados, o diseñar y crear nuestro propio material. En un primer momento, solo podíamos acudir a los denominados softwares educativos. Estos programas didácticos fueron creados con la finalidad específica de ser utilizados para facilitar los procesos de enseñanza y aprendizaje.

     La dificultad de utilizarlos radica en dos pilares fundamentales: el costo económico para obtenerlos y los conocimientos técnicos necesarios para manipularlos. Con el paso del tiempo, ante la complejidad en la elaboración de materiales por parte de docentes que carecían de conocimientos específicos de programación y sus lenguajes, algunas empresas comenzaron a desarrollar herramientas de alto nivel y de mayor abstracción que permitieran generar recursos educativos digitales de una manera más sencilla.

   Llamamos herramientas de autor(authoring tools) a esta nueva generación de aplicaciones para el desarrollo de software que facilitan a educadores, maestros y aprendices sin conocimiento de lenguajes de programación el diseño de cursos interactivos, ambientes de aprendizaje y Objetos de Aprendizaje. (Dabbagh, 2001) En nuestra próxima entrada, profundizaremos acerca de los beneficios de utilizar herramientas de autor para nuestras prácticas docentes y enunciaremos criterios de selección que consideramos necesarios para optimizar nuestra búsqueda.

viernes, 13 de mayo de 2016

La necesidad de un aprendizaje invisible: en busca de vencer el dinosaurio en el aula.




 
Por John Moravec
Traducido por Yamila Benitez

Nota: Esta es la primera parte de una serie de tres artículos sobre la teoría de aprendizaje invisible.

Hace cinco años, Cristóbal Cobo y yo publicamos el libro Aprendizaje Invisible (“Invisible Learning”). Este trabajo consistía en analizar el impacto de los avances tecnológicos y los cambios formales, no formales e informales dentro de la educación y los metaespacios entre ellos. El producto final fue un viaje que ofreció un panorama general de las opciones para el desarrollo futuro de la educación que es relevante en este siglo. Mucho ha cambiado desde entonces, y necesitamos más que nunca una teoría de aprendizaje invisible.

En primer lugar, la sociedad necesita trabajadores nómades de conocimiento (knowmadic workers) que trabajen con el contexto y no con una estructura rígida. 

Un punto importante de la realidad es que los trabajos para los que la escuela nos ha preparado tradicionalmente, como trabajadores fabriles, burócratas o soldados, están desapareciendo. Estos son reemplazados por trabajos basados en el conocimiento y la innovación que requieren personas que funcionen de acuerdo al contexto y que trabajen en cualquier momento, en cualquier lugar y con casi cualquier persona. Estos trabajadores son los knowmads [1] y utilizan su conocimiento individual a través de “laburos” o compromisos contingentes para crear nuevo valor. Para el año 2020, proyectamos que un 45 % de los trabajadores en EE UU. serán knowmadic. Este es un gran cambio si se considera que un 6 % de la población estadounidense trabajaba de forma independiente, contingente o con algún tipo de contrato en 1989.

Como individuos únicos, los knowmads poseen conocimiento personal con un desarrollo explícito, por ejemplo conocimiento académico, o con elementos tácitos, como las aptitudes sociales. Se sienten cómodos con el cambio y la ambigüedad y utilizan su conocimiento personal según el contexto para resolver problemas nuevos. El desafío para las escuelas y los programas educativos es que ahora tienen que permitir que los individuos prosperen en un mundo que necesita más imaginación, creatividad y talento innovador, y no en un mundo de trabajadores genéricos que ocupan una silla en una oficina o fábrica. El cambio para lograr esto puede ser posible a través del desarrollo de entornos educativos favorables y escenarios de aprendizaje profesionales que fomenten el aprendizaje invisible. 

En segundo lugar, muchas de las creencias y prácticas en la enseñanza convencional son anticuadas y no se basan en la realidad. 

Sería muy difícil encontrar un estudio que afirme que los niños aprenden mejor entre las 7.45. a.m. y las 2.37 p.m. Sin embargo, estructuramos los horarios escolares en torno a horarios absurdos que solo reflejan las prácticas industriales que están en extinción. Además, separamos aún más por grados según las edades y asumimos que los niños aprenden mejor cuando están separados unos de los otros. Esto, según María Montessori, “rompe los lazos de la vida social” (p. 206).

Muchas veces, suponemos que la motivación para aprender debe ser extrínseca, es decir, hemos crecido con la idea de que los niños no aprenderán nada a menos que se les diga qué aprender. Esta idea está muy alejada de la realidad, ya que se puede afirmar que la principal actividad de los niños es aprender, estén dentro de un formato escolar o no. Aún más preocupante, las formas más significativas en que los niños aprenden, como jugar, buscar y explorar, no se tienen en cuenta a menos que estén  direccionadas en una actividad estructurada de forma ascendente. ¿Cómo nos podemos atrever a decir que les permitimos a los niños ser curiosos si nosotros somos los que le decimos sobre qué tienen que ser curiosos? ¿Cómo podemos justificar denominar a las actividades como una forma de exploración si ya sabemos el objetivo final? Y por último, ¿por qué tenemos tanto miedo de que los niños jueguen libremente?
Si queremos educar niños que prosperen en una sociedad knowmadic, las consecuencias son importantes. Peter Gray dijo lo siguiente:

"Al privar a los niños de tener oportunidades de jugar por sí solos, sin supervisión o control de los adultos, los estamos privando de tener la oportunidad de aprender cómo controlar sus propias vidas". Quizá creamos que los estamos protegiendo, pero, de hecho, estamos reduciendo su felicidad, su sentido de autocontrol, privándolos de descubrir y explorar las iniciativas que más amarían e incrementando las chances de que sufran de ansiedad, depresión y otros trastornos similares.

Finalmente, no podemos simplemente medir el conocimiento de una persona. Las evaluaciones solo miden cuán bien un estudiante completa un examen. Las aptitudes sociales y las habilidades no cognitivas son difíciles o imposibles de medir. Aún así, nos hemos obsesionado con “medir” en las escuelas. Y lo hemos hecho de tal modo que estamos convencidos de que podemos medir cuánto sabe una persona. Pero eso no es verdad. Como escribimos en “Manifesto 15”:

Cuando hablamos de conocimiento e innovación, mezclamos o confundimos frecuentemente los conceptos con información y datos. A menudo nos engañamos a nosotros mismos, pensando que les brindamos conocimiento a los niños, cuando simplemente los estamos examinando sobre cuánta información ellos pueden repetir. Debemos tener esto claro: los datos son piezas y partes, aquí y allá, que combinamos en información. El conocimiento consiste en aprovechar la información y crear un nuevo valor. Innovamos cuando iniciamos cualquier acción con nuestro conocimiento para crear el nuevo con valor. Entender esta diferencia pone de relieve uno de los grandes problemas que afronta la administración de las escuelas y la enseñanza: mientras somos buenos dirigiendo la información, simplemente no podemos dirigir el conocimiento en la cabeza de los estudiantes; desde luego, no sin degradar ese conocimiento a información nuevamente.


Al mismo tiempo, efectivamente, tenemos que ser responsables con respecto a nuestras escuelas. Cristóbal Cobo explica y reafirma en sus conferencias: “No valores lo que medimos; mide lo que valoramos”. Necesitamos encontrar una forma más allá de las pruebas de alta exigencia que nos revelan muy poco sobre lo que sabe un estudiante. Es momento de focalizarnos en lo que valemos como individuos, escuelas y comunidades.

miércoles, 13 de abril de 2016

15 Prácticas del Docente del Siglo XXI

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POR QUÉ Y COMO DESARROLLAR METAS DE APRENDIZAJE PARA TUS CURSOS ELEARNING

Este artículo se enfocará en la importancia de las metas de aprendizaje y más importante en cómo vincularlas efectivamente con tu curso elearning. También se ofrecerán algunas ideas sobre cómo desarrollar y usar metas de aprendizaje para proveer experiencias significativas, interactivas e informativas para los aprendices.

Muchos diseñadores instruccionales y profesionales del elearning pueden invertir mucho tiempo enfocados en los elementos visuales de sus entregables o concentrarse en los componentes interactivos que incluirán en cada módulo. Ciertamente estos son importantes y agregan valor a la efectividad total de tu curso elearning. Sin embargo, la principal prioridad para todo profesional del elearning es determinar la(s) meta(s) de aprendizaje de antemano.

La(s) meta(s) de aprendizaje son el elemento central y solo después de definirla(s) podrás proveer el mejor ambiente elearning para el aprendiz. Una vez que haya formulado cuidadosamente la(s) meta(s) de aprendizaje de tu curso elarning, todos los demás aspectos de tu estrategia de diseño y desarrollo elearning encontrarán su lugar.


Cómo las metas de aprendizaje pueden agregar valor a tu curso elearning.

Aun teniendo la última y grandiosa pieza de software para eLearning, el hecho de que no hayas predeterminado la meta de qué quieres lograr, evitará que lo logres de manera efectiva. Las metas de aprendizaje agregan valor a tu curso eLearning porque te permiten personalizar las evaluaciones, contenidos y las herramientas de eLearning que te permitirán lograr tus objetivos primarios.

Cuando los aprendices se inscriben en tu curso eLearning o se apuntan al módulo de entrenamiento virtual que has creado, lo están haciendo por una razón muy específica: quieren adquirir un conjunto de habilidades particulares o construir sobre su base previa de conocimiento. Sin embargo, si tu entregable falla en ofrecer a los aprendices esas habilidades o información, entonces no tendrá ningún valor real para ellos. Puedes haber invertido incontables horas afinando cada página o dedicar recursos a la compra de la herramienta de autoría eLearning ideal pero todo será en vano sin la presencia de las metas de aprendizaje.

Desarrollar objetivos de aprendizaje enfocados te permite diseñar ayudas de aprendizaje que coloquen al aprendiz un paso más cerca de alcanzar la meta final. Ellos te permiten crear experiencias eLearning que motiven y atrapen al estudiante. Aunado a esto, las metas de aprendizaje claramente definidas que hayas incorporado en tus entregables, proveen la estructura y claridad a los educadores y facilitadores virtuales que ofrecerán soporte posterior a los aprendices.

Cómo desarrollar y utilizar las metas de aprendizaje.

Cuando estás tratando de desarrollar y utilizar metas de aprendizaje de manera efectiva, hay algunas cosas que debes tener en mente:

Conoce tu audiencia meta.

Tener un sentido claro de quién es realmente tu audiencia, sus intereses, sus habilidades actuales y su nivel de experiencia y clave para determinar tus metas de aprendizaje. Averigua su conocimiento actual así como su conocimiento de los procesos y procedimientos de la organización. Investigar esto previamente, te permitirá no solo desarrollar una estrategia ganadora, sino afinar tus metas y así adecuar cada uno de los elementos de tu curso elearning.

Conoce el resultado deseado.

Debes estar en conocimiento de lo que tus aprendices quieren del curso elearning. ¿Están intentando dominar una habilidad profesional específica? ¿Necesitan saber sobre las políticas de la organización (p. e. orientación de nuevos empleados)? ¿Tomarán el curso para expandir su conocimiento en un tema determinado? Conocer el resultado deseado, te permitirá crear una estrategia que englobe la información, las herramientas y las actividades necesarias.


Conoce cómo comunicar tus objetivos.

Los aprendices que deciden inscribirse en tu curso eLearning deberían saber exactamente lo que van a lograr al completarlo. Es por esto que antes de iniciar con el proceso de desarrollo, crea una declaración que describa la meta de aprendizaje de manera concisa y suscinta como “al terminar este curso eLearning sabrás como utilizar efectivamente un punto del sistema de ventas” o “al terminar este curso eLearning serás capaz de utilizar los medios sociales para marketing”. Claramente comunicar las metas es tan importante como desarrollarlas. Se tan específico como puedas y dile a tu audiencia lo que tu curso eLearning les va a ofrecer exactamente.

Cómo vincular las metas de aprendizaje con tus cursos elarning.

Más allá de mencionar las metas de aprendizaje en la descripción de tu curso elearning, puedes vincularlas con tu curso creando ejercicios y materiales basados en objetivos pedagógicos. Los recursos y las referencias deberían vincularse directamente con las metas o acercar a los aprendices a su logro. Las evaluaciones son esenciales en tanto te permitirán evaluar si el aprendiz está realmente adquiriendo la información/habilidad, o si se requiere tomar otras acciones para alcanzar la meta deseada.

Es importante incorporar revisiones periódicas en tus cursos, planes o currículos. Por ejemplo, luego de cada sección completada, puedes crear un sumario o un ejercicio centrado en la meta de aprendizaje. Esto motiva al aprendiz en tanto se le recuerda constantemente lo que obtendrán al finalizar el curso además de permitirles retener más efectivamente la información para su uso futuro.

Procura omitir cualquier contenido irrelevante del curso, especialmente si no sirve directamente a la meta de aprendizaje. Esta información extraña puede llevar a la sobrecarga cognitiva y distraer al aprendiz del objetivo principal.

Mientras estás creando e implementando tu estrategia eLearning interactiva es importante mantener a la vista en las metas de aprendizaje. Nunca pierdas de vista la experiencia completa que los aprendices tendrán. Incluso los cursos más placenteramente estéticos, altamente inmersivos y bien diseñados no serán exitosos si las metas de aprendizaje no son alcanzadas.

Esta información ha sido copiada del blog del Profesor Hector Terán. http://hterantac.blogspot.com/

jueves, 17 de marzo de 2016

"Manifiesto 15"

1 de enero del 2015
Muchos de los documentos más inspiradores de la historia están vinculados poderosamente a una fecha. La Declaración de Independencia de los Estados Unidos fue firmada el 4 de julio de 1776;  Charter 77, en enero de 1977; Dogme 95, en 1995. Las ideas se transforman y se desarrollan en el tiempo: este manifiesto representa una instantánea de nuestras ideas, visiones y previsiones del futuro, y lo que hemos aprendido hasta la fecha sobre aprendizaje y educación. El texto que ofrecemos constituye un punto de referencia para ayudarnos a entender cómo hemos hecho las cosas hasta hoy y cómo  debemos hacerlas a partir de hoy.
En un mundo agobiado por la incertidumbre, en el que pareciera envolvernos una sensación de obsolescencia de nuestros sistemas educativos, ¿cómo podremos asegurar nuestro éxito como individuos, los de nuestras comunidades y los del planeta mismo? Necesitamos revolucionar la educación.

Lo que hemos aprendido hasta ahora

  1. “El futuro ya está aquí. Simplemente no está distribuido por igual” (William Gibson, en Gladstone, 1999). El campo de la educación sufre un considerable retraso, en comparación con otras actividades e industrias, debido sobre todo a nuestra tendencia a mirar hacia atrás y no hacia delante. Enseñamos historia de la literatura, por ejemplo, pero no cómo tendremos que escribir en el futuro. Enseñamos conceptos matemáticos, que históricamente fueron decisivos, pero no nos involucramos en crear nuevas matemáticas, necesarias para construir el futuro. Más aún: todo lo “revolucionario” que ocurre en el aprendizaje ha venido sucediendo ya en diferentes escalas, poco a poco y por piezas, en diferentes lugares. El impacto completo para nosotros y nuestras organizaciones ocurrirá cuando tengamos el coraje de aprender de las experiencias de otros, y aceptemos el riesgo y la responsabilidad de aplicar una orientación de futuro a nuestras prácticas.

  2. Escuelas 1.0 no pueden enseñar a niños 3.0. Necesitamos entender muy bien y tener muy claro para qué estamos educando, por qué lo hacemos y a quién sirven nuestros sistemas educativos. La tendencia “mainstream” escolar obligatoria se basa en un modelo anticuado del siglo XVIII, que pretende crear ciudadanos con el potencial de convertirse en trabajadores fabriles leales, productivos, y en burócratas. En la era posindustrial, este no debería ser el objetivo final de la educación. Necesitamos apoyar a los aprendices a convertirse en innovadores, capaces de utilizar su propia imaginación y creatividad para generar en la sociedad nuevos resultados. Debemos hacerlo, porque los desafíos de hoy no pueden afrontarse con el antiguo modo de pensar. Todos somos corresponsables de crear el futuro con resultados positivos, que beneficien a todos en todo el mundo.

  3. Los niños también son personas. Todos los estudiantes deben ser tratados con respeto como seres humanos, y reconocidos por sus derechos humanos universales y sus responsabilidades. Esto significa que los estudiantes deben tener una participación activa en las elecciones concernientes a su aprendizaje, incluyendo cómo son administradas sus escuelas, cómo y cuándo aprenden, y todas las otras áreas de la vida cotidiana. Esta es una real inclusión. Los estudiantes deben tener la libertad de buscar oportunidades educativas y diferentes aproximaciones al aprendizaje, que sean apropiadas para ellos, mientras sus decisiones no infrinjan las libertades de otros de hacer lo mismo (adaptado de EUDEC, 2005).

  4. Conlleva una emoción extraordinaria saltar de un acantilado, cuando lo decides por ti mismo. Esta emoción no la tendrás nunca si alguien te empuja. En otras palabras: el modelo profesor-estudiante de arriba-abajo no maximiza el aprendizaje, porque mata la curiosidad y elimina las motivaciones intrínsecas. Necesitamos aproximarnos al aprendizaje de una manera horizontal, plana y distributiva, incluyendo también el aprendizaje entre pares, la enseñanza entre pares, y empoderar a los estudiantes para que realicen auténticas prácticas con estas formas de aprender. Los educadores debemos crear un espacio que permita a los estudiantes determinar por sí mismos si saltarán del acantilado, y cuándo y cómo lo harán, si es que están decididos a ello. Fallar es un aspecto natural del aprendizaje mismo, porque siempre es posible intentarlo otra vez. En un ambiente de aprendizaje horizontal, el rol principal del maestro es ayudar a que el estudiante tome una decisión informada y responsable. Fallar es natural y comprensible, pero el sistema educativo no puede seguir creando fracasados.

  5. No valores lo que medimos; mide lo que valoramos. En nuestra obsesión por examinarlo todo, de alguna manera hemos permitido que la OECD se convierta en el “ministro de educación del mundo”: mediante el régimen de PISA, el culto a la medición educacional se está difundiendo por todo el mundo. En un nivel nacional, de Estado a Estado, es como si compitiéramos por llegar a ser el chico más sobreadaptado, en una familia monótona y tediosa. Aún peor: nuestras escuelas están produciendo políticos y líderes de políticas que no saben interpretar los resultados de los exámenes. Las mejores motivaciones mueren normalmente en el momento que comenzamos a preocuparnos de la medición. Debemos poner fin a los exámenes obligatorios y reinvertir los recursos en  iniciativas educativas que puedan contribuir a crear valor auténtico y oportunidades de crecimiento.

  6. Si la “tecnología” es la respuesta, ¿cuál era la pregunta? Parece que estamos obsesionados por las nuevas tecnologías, mientras apenas entendemos para qué son o cómo pueden impactar en el aprendizaje. Las tecnologías son buenas para hacer mejor lo que se puede hacer con ellas, pero aplicar la tecnología a las mismas viejas prácticas en el salón de clase es una oportunidad perdida. Las pizarras negras y la tiza han sido reemplazadas por pizarras blancas y pizarras “inteligentes.” Los libros se reemplazan por iPads. Esto es como construir una estación nuclear para mover un coche de caballos. Aún así nada ha cambiado: continuamos gastando enormes recursos en estas herramientas y derrochando nuestras oportunidades en explotar su potencial, para transformar lo que aprendemos y cómo lo aprendemos. Al recrear prácticas del pasado con tecnologías nuevas, las escuelas se enfocan más en manejar el hardware y el software antes que en desarrollar el mindware de los estudiantes y el uso orientado a los objetivos propios de tales herramientas.

  7. Las habilidades digitales son invisibles. Así deberían ser las tecnologías en las escuelas. El aprendizaje invisible implica reconocer que mucho del aprendizaje que hacemos es “invisible”: es decir, se obtiene mediante  experiencias informales, no-formales y serendipias antes que por la instrucción formal (Cobo & Moravec, 2011). En esta forma de hablar y actuar se toma en cuenta el impacto de los avances tecnológicos y realmente se habilitan los espacios invisibles que emergerán, pero lo mismo que los espacios el uso de las tecnologías es también invisible y fluido. Si el desafío para nuestras escuelas y gobiernos es poner al servicio de la sociedad estudiantes que destaquen en creatividad e innovación, y no que memoricen y repitan viejas ideas sin pensar,  cualquier uso de las tecnologías aplicadas al aprendizaje debe habilitar y facilitar estas direcciones creativas e innovadoras. Las escuelas no deben usar las computadoras para “hacer trabajo” en torno a ciertos parámetros preasignados, con resultados prescritos; deben ser usadas para ayudar a diseñar productos y obtener resultados que se extiendan más allá de la imaginación del currículum. Antes que situar la tecnología en la vanguardia y oscurecer el aprendizaje, hay que hacerla invisible y presente en el ambiente, posibilitando a los aprendices que descubran sus propias rutas de desarrollo con estas herramientas.

  8. No podemos dirigir el conocimiento. Cuando hablamos de conocimiento e innovación, mezclamos o confundimos frecuentemente los conceptos con información y datos. A menudo nos engañamos a nosotros mismos, pensando que les brindamos conocimiento a los niños, cuando simplemente los estamos examinando sobre cuanta información ellos pueden repetir. Debemos tener esto claro: los datos son piezas y partes, aquí y allá, que combinamos en información. El conocimiento consiste en aprovechar la información y crear un nuevo valor. Innovamos cuando iniciamos cualquier acción con nuestro conocimiento para crear el nuevo con valor. Entender esta diferencia pone de relieve uno de los grandes problemas que afronta la administración de las escuelas y la enseñanza: mientras somos buenos dirigiendo la información, simplemente no podemos dirigir el conocimiento en la cabeza de los estudiantes; desde luego, no sin degradar ese conocimiento a información nuevamente.

  9. La red es el aprendizaje (Siemens, 2007). La pedagogía emergente de este siglo no está cuidadosamente planificada. Más bien se desarrolla fluidamente. Las transversales a lo largo de las redes son nuestras rutas de aprendizaje, y a medida que aumenta la red aumenta el aprendizaje mismo. En aproximaciones conectivistas del aprendizaje, conectamos nuestros conocimientos individuales juntos, para crear nuevas comprensiones y entendimientos. Compartimos nuestras experiencias y como resultado creamos nuevo conocimiento social. Debemos centrarnos en la habilidad de los individuos de navegar por este espacio y hacer las conexiones por su cuenta, descubriendo cómo sus conocimientos y talentos únicos pueden ser contextualizados para solucionar nuevos problemas.

  10. El futuro pertenece a los nerds, geeks, hacedores, soñadores y knowmads. Si no todos llegan a convertirse en emprendedores, los que se queden rezagados y no logren desarrollar sus habilidades en este sentido estarán  en una gran desventaja frente a los avanzados. Nuestros sistemas de educación deben enfocarse en el desarrollo de emprendenerds: individuos que utilicen su conocimiento especializado para soñar, crear, hacer, explorar, aprender y promover proyectos culturales, sociales, de emprendimiento, asumiendo riesgos y disfrutando el proceso tanto como el resultado final, sin miedo a las potenciales fallas o errores que dicho recorrido implica.

  11. Rompe las reglas, pero primero procura entender claramente por qué. Nuestros sistemas escolares se han construido sobre la cultura de la obediencia, la complacencia y la aceptación forzada. La creatividad de los estudiantes, los profesores y las instituciones está atrofiada desde su propio núcleo. Nos resulta más fácil que alguien nos indique qué pensar que pensar por nosotros mismos. Esta enfermedad institucional solo podrá curarse cuestionando abiertamente y tomando conciencia metacognitiva de lo que hemos creado y de lo que quisiéramos hacer sobre esto. Solo entonces podremos generar justificados espacios diferentes del sistema, que desafíen el status quo y que tengan el potencial de producir un impacto real.

  12. Debemos y podemos construir culturas de confianza en nuestras escuelas y comunidades. Mientras nuestros sistemas de educación continúen basados en el miedo, la ansiedad, la desconfianza, los desafíos a estas características continuarán. En el proyecto Minnevate! (MASA, 2014), los investigadores encontraron que si los educadores van a construir una capacidad colectiva para transformar la educación, necesitamos comunidades comprometidas y  comprometernos con la comunidad en la que servimos. Esto requiere una nueva teoría de la acción, centrada en la confianza, donde estudiantes, escuelas, gobiernos, empresas, padres y comunidades puedan involucrarse en iniciativas colaborativas para co-crear nuevos futuros de la educación.

Algunos dirán que estos principios requieren una revolución. Otros, que necesitamos una innovación masiva para lograr que desde el ámbito de la educación nuestro futuro sea positivo. Creemos que necesitamos ambas cosas, o como dice Ronald Van Den Hoff (2013): “¡Lo que necesitamos es una innovución!” (p. 236 [¿de qué libro?]). Esta es nuestra noble misión: Innovucionar no solo con nuestras ideas, sino también con aplicaciones orientadas a los objetivos de lo que hemos aprendido en nuestros esfuerzos individuales y de lo que hemos aprendido juntos.